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Sra. Victoria G. de González

ENTREVISTA
A LA SEÑORA VICTORIA G. DE GONZALEZ DEL CASTILLO

Señora González del Castillo, ¿Cuándo conoció Ud., al Sr. Oláez?
Yo le conocí estando aun pequeña cuando estuve de interna en el colegió teresiano, tendría yo entre lo 10 y 11 años. Esto fue en ocasión que le hicimos una fiesta al Sr. Ruiz y Flores.

Desde que yo hice la primera comunión lo recuerdo muy bien: era característico que el Señor Oláez; la bondad, la dulzura en su trato. Ese día se desayunó con nosotras… yo andaba muy feliz y recuerdo que me preguntó: "¿Ya te desayunaste, María Esther?.. yo le contesté: "No sólo de pan vive el hombre"… al Señor Oláez le hizo mucha gracia mi respuesta, y después cada vez que me encontraba me preguntaba muy interesado de cómo iba en mis estudios, de qué hacía, en fin él se interesaba mucho por todas y por cada una para que adelantáramos en nuestras clases, especialmente en la clase de religión.

Yo no sé qué tenía ese santo Señor Oláez, mire Ud. era una persona muy digna a la que se le sentía muchísimo respeto; pero a la vez había en él algo que atraía y que a la vez usted, sentía mucha confianza de acercársele.
Entre todas las madres tenía la fama de ser un sacerdote santo, siempre lo buscaban y entre las alumnas del colegio igualmente.
Quizá por su trato tan atento; lleno de cariño, de dulzura, el Señor Oláez gozaba de mucha simpatía entre toda la gente.
Hay sacerdotes muy buenos, no cabe duda; pero el Señor Oláez era algo excepcional y entre toda la gente gozaba de un elevado concepto o en otras palabras gozaba de santidad; y cómo no, si era todo bondad, todo caridad y entregado totalmente a su ministerio y esto lo seguí comprobando a través de mi vida.

En su manera de ser era muy reposado, había un no sé qué de humildad que dejaba ver en su persona y que lo hacía tan estimado, quizá por esa virtud nosotras no sentíamos pena de acercárnosle.
El señor Oláez siempre fue un sacerdote entregado totalmente a sus obligaciones, y se oía decir que era esclavo de sus deberes… vivió poco realmente y rindió mucho, pues mi esposo me decía que ese Señor Oláez calladito, calladito hacía mucho más que otros que aparentaban y no hacía gran cosa… mi esposo lo estimó siempre por sus virtudes porque para él fue el Señor Oláez un verdadero santo de esos que quisiéramos tener muchos sacerdotes como el, lo decía mi esposo.

En una palabra, Madre, para mí el Señor Oláez fue un santo, un santo que su virtud lo delataba pues bastaba verlo para sentir que Dios estaba con él, que daba a Dios y hacía mucho bien a su alrededor.
Dios Nuestro Señor nos conceda muy pronto la gracia de su canonización que buen merecido lo tiene ese señor que se entregó con tanto amor a servir a Dios en su pueblo y que no perdonó sacrificio alguno para cumplir su deber sacerdotal con heroísmo y conquistar almas para el cielo.
Esto, Madre es lo que puedo afirmarle del Señor Oláez, yo qué quisiera decir todo lo hermoso que él tenía; pero me siento incapaz, sólo digo que el Señor Oláez fue un sacerdote muy santo

Victoria G. González del Castillo.
León, Gto., 8 de marzo de 1978.

 


Si deseas alguna información, hacernos sugerencias o enviarnos algún tema o simplemente escribirnos, puedes dirigirte con la Hna. Yoselin Gomez Melo.

Nombre: Instituto Hijas del Sagrado Corazón de Jesús I.F.C.J.
Fundador: Siervo de Dios Eugenio Oláez Anda
Cofundadora: R. M. Luisa de san José Marmolejo Rodarte
Lugar de fundación: León, Gto. México
Fecha: 15 de junio de 1920
Naturaleza: Instituto de Vida Religiosa y de Derecho Pontificio
Carácter: Instituto de Vida Apostólica

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