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Vida de Fe
Si trabajan en favor de las almas de jóvenes que por su miseria, ignorancia o circunstancias particulares están en peligro de perderse, ¿Qué motivo les puede impulsar a esforzarse por instruirlas y educarlas para prevenirlas de los peligros del mundo? Su trabajo casi siempre quedará ignorado y no tendrán sino a Dios por testigo de sus afanes. Pero si piensan que trabajan por almas que son hijas de Dios, redimidas con la sangre de Jesucristo, almas que estaban en peligro de alejarse de Dios, y de hacer inútil para ellas el precio de su Redención, se sentirán vigorosas por ganar aquellas almas retirándolas de la orilla del precipicio en que se hallaban. De esta manera establecerán en ellas el reinado de Jesucristo.

   

"Si un rey les encomendara el cuidado y educación de una hija suya, ¡Qué honradas se juzgarían y con cuánta solicitud se entregarían a desempeñar su oficio! ¿No nos dice la fe que las almas son hijas y muy queridas de Dios? Pues he aquí, que El les encomienda esas hijas suyas para que por medio de la instrucción y educación religiosa, las formen para El. Cuando la hija de Faraón entregó al niño Moisés a la mujer que había de criarlo y que era la propia madre del niño, le dijo estas palabras: Recibe este niño y críalo para mí; yo te daré tu salario. Las mismas palabras les dice Dios al entregarles las almas de las jóvenes que deberán criar espiritualmente para El. San Juan Crisóstomo pondera la nobleza del oficio de la educación de la juventud, diciendo: ¿Qué cosa puede haber más grande que dirigir las almas, que formar las costumbres de los hombres? Tengo por mucho más excelente que todo pintor, que todo escultor y que cualquier otro artista, a aquél que no ignora la manera de educar a la juventud.

"La mujer desempeña un alto papel en la sociedad. Puede decirse con verdad que ésta, será lo que sea la mujer. Bien lo comprenden los enemigos de Dios y por eso se empeñan en corromperla. Si queremos que Cristo reine en la sociedad, preciso es que reine primero en el corazón de la mujer. Contribuir a esta grandiosa obra, es su tarea, tarea tan noble como ninguna y fecunda en magníficos resultados.

"Mas, sobre todo necesitan fe para trabajar en favor de almas que necesitan regenerarse. Sólo la fe es la palanca que les puede mover a trabajar en esa obra; sólo la fe les puede hacer perseverantes en ella; sólo la fe les puede alegrar en la consumación de esa misma obra.

"Efectivamente, ¿Qué motivos humanos pueden animarlas a trabajar en la regeneración de las pobres almas extraviadas? Ningunos. Se trata de educar pobrecitas jóvenes muy miserables en el alma, desecho de la sociedad y objeto de desprecio para todos.

"Para el mundo, que sólo se interesa por lo que halaga a los sentidos, tal trabajo no tiene atractivo alguno, antes bien, podrá ver con lástima a quienes en él gastan sus fuerzas. Mas la fe nos dice que esas pobres jóvenes tienen un alma que es un tesoro que Jesucristo compró con toda su sangre; almas que él desea poseer como prenda que tanto le costó; almas que El ama y que ve con dolor que viven alejadas de su lado. Ahora bien, Jesucristo no ha de venir visiblemente, en persona, a recoger esas almas y a trabajar por su conversión y regeneración; esto lo hizo durante su vida pública, cuando estuvo visible en la tierra. Ahora necesita ministros que continúen la obra que dejó comenzada, y esos ministros, son ustedes.

"Yacen esas almas sepultadas en el olvido y menosprecio sin quien a ellas vuelva los ojos para interesarse por su bien, más desgraciadas que el paralítico de la Piscina que no podía entrar al baño de salud por falta de quien le prestara ayuda para ello. Cualesquiera otras miserias, inspiran fácilmente compasión; las de estas almas inspiran repugnancia y aversión a causa de su misma desgracia en que se ven envueltas. Ustedes, iluminadas por la fe, deberán acogerlas, tener compasión de ellas y trabajar por que se regeneren.

"La humanidad culpable por la caída de nuestros primeros padres, aparecía a los ojos de Dios como objeto el más repugnante y digno de desprecio, pues Dios aborrece necesariamente el pecado. Los ángeles sintiendo y pensando como Dios, veían a los hombres con igual aborrecimiento. Pero, ¡Qué asombro para ellos ver que su Dios, el Verbo Divino, se inclinó hacia los hombres hasta hacerse uno de ellos, igual en todo menos en el pecado!

"¿Qué harían entonces? Sin duda alguna ellos se inclinaron también a favorecernos con amor lleno de compasión. Y nosotros, ¿No hemos de hacer otro tanto en favor de las almas afeadas por la culpa, pero que son objeto del amor y compasión del Salvador?

"Cualquier otro trabajo en favor de las almas puede, con menos dificultad, ofrecer atractivos humanos y satisfactorios que halaguen al amor propio. El trabajo a que ustedes se dedican en la regeneración de la mujer, no tiene más atractivo ni satisfacciones que los que la fe proporciona. Lo que quiere decir que nuestra obra es enteramente nacida de un principio sobrenatural, y por lo mismo, más meritoria de suyo que cualquier otra que puede estar ligada con motivos humanos. El valor intrínseco, el mérito de vuestro trabajo, esta escondido a los ojos del mundo, y por este motivo pueden decir que su vida de HIJAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESUS, está escondida, pero escondida con Cristo en Dios, como dice San Pablo. Hablando de la oración dijo el Salvador: Cuando ores, entra en tu aposento y cerrada la puerta, ora a tu Padre, y tu Padre que ve lo secreto, te recompensará. ¿No da esto ocasión para poderles decir: trabajad en esa obra cuyo valor está oculto a las miradas humanas, y su Padre que ve en los cielos, verá, recibirá y premiará su trabajo?

"La naturaleza se resiste, quisiera exhibirse y que su trabajo se viera favorecido por los aplausos humanos, sin querernos satisfacer con saber por la fe, que más vale la conversión de un pecador que la creación de un mundo.

"¿Cuándo tendremos fe? ¿Cuándo seremos cristianos de verdad?.

"Den al mundo ese ejemplo de trabajar impulsadas y sostenidas por la fe.

"Dios no premiará con la vida eterna, las obras naturales por excelentes que sean. Premia de ese modo las obras que nacen de un principio sobrenatural, por insignificante que sean, aun cuando no fueren sino un vaso de agua dado en su nombre. ¿Qué premio, pues, tendrá su obra que no tiene otro principio que el sobrenatural de la fe? Mi justo vive de la fe, dice el Espíritu Santo. Vivan pues de la fe; aticen cada día esa lámpara divina y enseñen prácticamente al mundo a guiarse en sus obras por la fe.

"En las horas de desaliento que todos tenemos en la vida ¿Qué puede erigir su ánimo? La fe. Ella les hará levantar la vista a Dios por quien trabajan; ella les hará ver el valor de las almas ante Dios y el interés de Jesucristo por salvar a las que se han separado de su redil. Válganse de la luz de la fe en sus desalientos. Con ella contemplen la obra que hacen, la fe les hará salir victoriosas. No se dejen abrumar por el desaliento; sobrepónganse y luchen hasta vencer.

"La fe será también la que les alegre en la consumación de su obra. Cuando piensen que aquellas almas antes impenitentes y de dura cerviz, se han convertido en almas arrepentidas que lloran sus culpas y buscan su consuelo en Jesucristo, se llenarán de satisfacción bendiciendo a Dios que les escogió como instrumento para obra tan sublime. San Pablo se llenaba de gozo al pensar en las almas que había conquistado para Jesucristo, y las llamaba: su gozo y su corona.

"Mas, sobre todo, cuando se recojan en su lecho para esperar la muerte, les llenará de grande gozo haber empleado sus habilidades, gastado su salud, en traer las almas descarriadas al redil del Buen Pastor.

"El mundo quizá no llegue a percibir su trabajo, pero Jesucristo contó sus pasos, pesó sus fatigas, midió sus afanes y justo como es, no dejará sin premio la menor acción suya, ni aun siquiera los buenos deseos que no hayan podido realizar. ¿Cómo no ha de llenar esos momentos el buen Jesús de gran confianza en su misericordia a ustedes que fueron los apóstoles de su misericordia para con los pecadores? ¿Cómo no ha de compadecerse de ustedes que supieron compadecerse de las almas despreciadas y abandonadas, Aquel que dijo: Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia?".

 


Si deseas alguna información, hacernos sugerencias o enviarnos algún tema o simplemente escribirnos, puedes dirigirte con la Hna. Yoselin Gomez Melo.

Nombre: Instituto Hijas del Sagrado Corazón de Jesús I.F.C.J.
Fundador: Siervo de Dios Eugenio Oláez Anda
Cofundadora: R. M. Luisa de san José Marmolejo Rodarte
Lugar de fundación: León, Gto. México
Fecha: 15 de junio de 1920
Naturaleza: Instituto de Vida Religiosa y de Derecho Pontificio
Carácter: Instituto de Vida Apostólica

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